2/15/2010

Un prologo premioso


Abrí mis ojos tras el despertar de un eterno sueño bañado con un frenesí de amor, pero asechado por pesadillas de turbios odios.

De chiquito miles de sombras me hicieron creer y hasta sentir en carne propia a LA MUERTE como el peor de los fantasmas que podría atormentar mi sueño. ¡Que engaño! LA MUERTE es lo único que puede neutralizar las pesadillas y dejar que el sueño de paz fluya en mi eternidad.

Hay sombras que encuentran el sueño de paz eterno sin ni siquiera haber nacido, por otro lado, lastimosamente, corazones como el mío ya nacimos, ya soñamos y ahora luchamos contra sombras perdidas en pesadillas internas, para encontrar LA MUERTE en vida.

Con ira acepto: -Nuestra luz es un arma de doble filo; extinguimos oscuridad creando sombras-.

Tras un largo naufragio entre pensamientos, ideas y sentimientos me di cuenta de la envidia que ensucia mi amor, una envidia inexistente; pero hay está. Un odio verde quema mis ojos al levitarse frente a ellos un smoke de indiferencia, egoísmo, crueldad, corrupción, hambre, sufrimiento, violencia, mentiras, placeres promiscuos; -escoria-. Esta nube contaminada me hace caer en un constante estado de reflexión, que me lleva a deducir o mejor dicho me hace ver desde adentro la extinción del humano en este planeta.

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El odio no domina ni oprime al amor.
El odio no a ganado guerras, solo batallas.
Somos menos en número más no en poder.
Los estoy reclutando a mi guerra en nombre de:
EL AMOR DIVINO.

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