5/31/2010

El rojo de la tinta

Si la gente del otro lado no deja de mirar,
realmente creo que enloqueceré en llamas,
mi cabeza pronto estallara -muy pronto-
y este cavernicola lo único que hace es golpear.

Los habanos en mil llamas -fire, fire, fire, fire-
¡Te dije que necesitabamos un extintor!
Pronto quemare y no quiero el karma de herir a alguien,
mucho menos por desalojar un alma.

Ahora todos escuchen el volumen del sexo,
los cuerpos se excitan y empiezan a bailar las bolsas de arena;
somos dos impresentables en sociedad,
enfrente, dos bellezas tanto físicas como sociales:
-Eso es malo... daña-, escuchó uno de los dos
-Ella fue la que dijo eso-, acusó al segundo.
(...)A mi no me importa, me quedo con mi rojo.

Todos bebimos sin sed, mas fue por la similitud bucal con el Sahara;
cactus pre-fabricados fueron la selección del pueblo,
pero yo como siempre -con mi rebeldía- también probé lo divino:
Rete dos extremos burlando la serpiente y comiendo la manzana.

Después de decidir pasar ésto a la historia,
de haber puesto en la misma cacerola:
Conciencia, sueños, rabias, amores y sobretodo concentración
Me doy cuenta que lo único que necesito y necesitare
es hacer de mis comunes visiones,
cuentos para niños, leídos por adultos y entendidos por cualquiera.

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Cuando solo tengo un esfero negro
me toca escribir con rojo,
pensar en derivados de verde
y sonreír como no lo hacia cuando solo tenia un esfero negro.

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