En una noche llena de miedo; nostalgia, donde las únicas entes que circulaban las extensas praderas de cemento eran criminales y demonios inexistentes en forma de sombras tangibles. Era una noche normal, donde la mono-iluminación era un gran portal ubicado en el medio del negro techo que fomentaba mi claustrofobia; la única luz era la puerta al infierno, la cual solo se abre cuando el haz divino se esconde entre montañosos paisajes y la seguridad del mundo muerto toma un recreo para chachariar. En esa noche estaba yo. Una noche de sentimiento inciertos, una noche que embriagaba mi mente de una forma tan fantasiosa que la realidad osó a bufarse de mí.
Lluvia de ideas, meditaciones jerárquicas y la novela de un Dios en la tierra bombardearón mi mente transformando de este modo mi amor en letras; mis sentidos en palabras; mis temores en paginas; y mi noche en un confuso libro incierto.
Vi la fama, vi el dinero y acaricie el placer(...)
Todo lo rechace porque mis alucinantes noches no las entrego por nada.
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