En este momento me siento en una selva; no cualquier selva; sino en una selva de apariencia pasiva pero con las esquina mas oscuras y macabras que incluso al sol le da miedo visitar.
Acá cada caminata es una guerra; el transporte publico es un suicidio [uno nunca sabe cuando te van a cortar la liana]; y el privado, inaccesible.
Luego de esta leve introducción de lo que ahora me veo obligado a llamar hogar; decifra mi existencia.
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